martes, 16 de septiembre de 2014

9 de Junio de 2009

Del encuentro sublimado al encuentro realizado, infinitas palabras escritas. De extraños y de extrañarse, que la fantasía los mantuvo en vilo con una ansiedad reprimida. Las imaginarias caricias de toda aquella osadía, envueltas en un paquete rojo de una calle perdida. Que la vida les había puesto la consigna, que de la idea magnífica la realidad es bien distinta. Pero sin compasión por las sabidas sensaciones posteriores, sin culpa ni agonía. Que por corto o largo de ese día, que ya sabían lo que venía. Que por injusto no dejó de darles un gusto de calidad desmedida. Por un amor de plastilina decidieron dejar salir el egoísmo que los desvanecía. Que no pensaron en ese instante eterno en otra cosa más que en la magia que los unía.

Que todavía hoy no saben qué vale más, si una sonrisa virtual
 contenida o las mil y una gotas de sudor que por sus cuerpos corrían.

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